Conductor profesional Experimentado
Pasión por mi trabajo y Conocimientos en distintas Áreas
Desde siempre me ha gustado estar en la carretera. Disfruto conduciendo, conociendo gente nueva y haciendo bien mi trabajo como repartidor. Vengo de una familia que tuvo su propio negocio de mensajería, así que esto de repartir me viene desde joven, casi como algo natural.
Con los años he ganado mucha experiencia y, más allá de ser trabajador, me gusta ayudar a mis compañeros y tratar bien a los clientes.
Soy una persona con iniciativa. Me gusta buscar soluciones prácticas y creativas cuando surgen imprevistos, y creo que eso me diferencia. Además, fuera del trabajo me interesa todo lo relacionado con la tecnología: la domótica, la informática, Inteligencia Artificial y el diseño web. Me gusta aprender cómo funcionan las cosas y crear sistemas que hagan la vida más cómoda y eficiente.
También me apasiona la mecánica. Siempre me ha llamado la atención entender cómo funcionan los vehículos, y con el tiempo he aprendido a hacer mis propios diagnósticos y ajustes con herramientas adecuadas. Eso me ha servido mucho en el día a día como conductor, porque puedo detectar y arreglar pequeños fallos antes de que se conviertan en un problema serio.
En resumen, me considero una persona curiosa, con ganas de seguir aprendiendo y de hacer las cosas bien. Soy de los que se adaptan rápido, afrontan los retos con buena actitud y siempre buscan mejorar, tanto en la carretera como fuera de ell
Un viaje que recordaremos siempre
Durante el conflicto entre Ucrania y Rusia, con el apoyo de amigos y familiares, decidimos llevar ayuda humanitaria a quienes mas lo necesitaban. Gracias a la ONG Somos Red Entrepozo vk y empresas como Quiero chocolate, Ruta Tres, QSmartgestion, Espicy, además de la farmacia de Piedad Pérez y otros colaboradores del barrio, cargamos dos furgonetas con alimentos, ropa y material médico, y partimos desde España rumbo a la frontera ucraniana.
El trayecto fue largo, pero sabíamos que valía la pena. En el camino atravesamos varios países y conocimos personas que nos ofrecieron apoyo o simplemente una sonrisa. Cada parada nos recordaba que la solidaridad no tiene fronteras.
Al llegar a la frontera con Ucrania, sentimos nervios y emoción. No sabíamos bien qué esperar, pero la gente nos recibió con gratitud. Pudimos entregar los suministros a varias organizaciones locales y ver de cerca el impacto que la guerra tiene en las vidas cotidianas.
De regreso a España, el cansancio se mezclaba con la satisfacción. Habíamos aprendido mucho: sobre la importancia de actuar, de cooperar y de no mirar hacia otro lado cuando alguien sufre. Y sobre todo, nunca olvidaremos las tres mujeres ucranianas que Armando y Melody ayudaron a traer hasta España. Sus sonrisas justificaron todo el esfuerzo.
Fue una experiencia sencilla pero profunda. No resolvimos el conflicto, pero sí aportamos un pequeño grano de ayuda y esperanza.
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Agradecimientos:
